El pasado 10 de septiembre se reunió el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) para abordar las que serían las nuevas decisiones en materia de política monetaria. En un clima de incertidumbre por la segunda ola de COVID19, no es raro leer peticiones de nuevos estímulos para reflotar esa ansiada inflación y darle un impulso a la Eurozona.
JOSÉ GALDÁMEZ
MADRID, ESPAÑA - 19 DE OCTUBRE DE 2020, 19:00h
Según publicaba el BCE: “El tipo de interés de las operaciones principales de financiación y los tipos de interés de la facilidad marginal de crédito y la facilidad de depósito se mantendrán sin cambios en el 0,00%, 0,25% y -0,50% respectivamente.” Se espera entonces que los tipos de interés clave del BCE se mantengan en sus niveles actuales o inferiores, con el objetivo de acercar los niveles de inflación ligeramente por debajo del 2% que hasta ahora ha sido el principal plan desarrollado por el BCE.
Además, continuará sus compras dentro del ya conocido Programa de compras de emergencia pandémica (PEPP) con una dotación total de 1.350.000 millones de euros, contribuyendo por tanto a compensar la bajada generalizada de inflación en la zona euro e intentando proyectar la inflación hacia arriba. Se realizarán compras de activos al menos hasta junio del 2021 según las directrices de este programa. A estas compras se sumarán las ya existentes dentro del programa de compras de activos (APP), a un ritmo mensual de 20.000 millones de euros, junto con las compras en el marco de la dotación temporal adicional de 120.000 millones de euros hasta finales de año. Las compras del programa APP se prolongarán hasta que el BCE suba de nuevo los tipos de interés clave para mantener condiciones favorables de liquidez y un amplio grado de acomodación monetaria. El Consejo de Gobierno también seguirá proporcionando una amplia liquidez a través de sus operaciones de refinanciación con sus particulares operaciones de refinanciamiento a más largo plazo. La última de ellas (TLTRO III) ha registrado una muy alta absorción de fondos, apoyando los préstamos bancarios a empresas y hogares.
Respecto al tipo de cambio, desde Frankfurt se ha reiterado que no se pretende controlar. Actualmente hay una fuerte apreciación del euro frente al dólar, algo que dificulta la recuperación y tiene consecuencias deflacionistas. Lagarde insiste en que la política monetaria del BCE no está dirigida a controlar o modificar el tipo de cambio, sino a mantener la estabilidad de precios.
En resumen, El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo sigue dispuesto a ajustar todos sus instrumentos, según corresponda, para que la inflación avance hacia su objetivo de manera sostenida, en consonancia con su compromiso de simetría. La meta del BCE es que la tasa de inflación se mantenga en una cota próxima pero inferior al 2 %, pero en agosto se situó en el -0,2 %. Aun así, se prevé que la tasa anual de inflación cierre 2020 en el 0,3 % y aumente al 1 % en 2021, muy por debajo de su objetivo.
Al otro lado del Atlántico, la Reserva Federal (FED) se encuentra inmersa en una búsqueda de máximo empleo y estabilidad de precios. La economía estadounidense se encuentra con una demanda débil a la que se suma la fuerte caída en el precio del petróleo, lo cual lastra a la baja la inflación en los precios. Por ello, se están tomando medidas de política monetaria para apoyar la economía y aumentar el flujo de crédito a hogares y empresas. Entre otras noticias, se dio a conocer el dato de reducción casi a la mitad la contracción prevista para este año del PIB de Estados Unidos, desde un -6,5% inicial previsto en junio hasta un -3,7%.
Por esa razón, el pasado 16 de septiembre se reunieron para acordar las nuevas estrategias a implementar. Los tipos de interés se mantendrán entre el 0% y el 0,25% por lo menos hasta finales de 2023 e incluso ya 2024. El objetivo de la FED en este caso es mantener el crédito barato para incentivar una inflación más fuerte y generar el suficiente impacto en el empleo.
Como antes hemos comentado, el objetivo es lograr el máximo empleo manteniendo una inflación del 2% en el largo plazo, pero con una inflación que se mantiene persistentemente por debajo de esta meta a más largo plazo, la FED tratará de lograr una inflación moderadamente superior al 2% en el corto plazo durante un periodo de tiempo adecuado para que la inflación promedie al objetivo del 2%.
Además, en los próximos meses, la Reserva Federal aumentará su adquisición, tanto bonos del Estado como los ya famosos por la crisis del 2008, MBS (mortgage-backed securities), al menos al ritmo actual para mantener el buen funcionamiento del mercado, apoyando así el flujo de crédito a los hogares y empresas.
Ahora, turno para vosotros, los lectores: ¿Qué opináis sobre las decisiones tomadas por las juntas directivas de Powell y Lagarde? ¿Serán suficientes las medidas? ¿Tomaríais otras?
¡Un saludo y gracias por leernos!
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